Expediente en Curso 2023

"Programa de Salvaguardia de los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes del Caucagua: Núcleos de Iniciación y Transmisión de Saberes y Consejos Comunitarios"

Video: http://www.diversidadcultural.gob.ve/venezuela-plural/coleccion-audiovis...

 

Ubicación geográfica:

Comunidades de Pantoja y La Línea de la Parroquia Caucagua, Municipio Acevedo, Estado Bolivariano de Miranda.

Nombre de las comunidades:

Todos los personajes, adultos, de los Bandos y Parrandas participan en los Núcleos de Saberes, enseñando sus vivencias y transmitiendo los relatos aprendidos de las generaciones mayores. Los personajes incluyen a la Jefa o Gobernadora de Parranda; Custodios (hombres o mujeres) de Banderas; el Abanderado (hombres o mujeres) Prefecta, Comandanta de Policía, Mujeres  Policía, Verduga, Fiscal de Bebidas e Hidratación,  Tesorera, Boleros o Inocentes; El Moca, Correo, Fiscal de Parranda, Mecateros, Secretaria de Parranda, Músicos y Abogado de la Parranda.

En los Consejos Comunitarios para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y la Diversidad Cultural participan portadores caucaguenses de las diferentes expresiones culturales, quienes están relacionados con la “Casa Santos Inocentes del Caucagua”, organizada por voceros, promotores y formadores comunitarios, así como colectivos tradicionales, que se han sumado a los intercambios y debates propios del elemento.

Dominio(s):

  Tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial

X Artes escénicas

X Prácticas sociales, rituales y actos festivos

  Conocimientos y prácticas sobre la naturaleza y el universo

  Artesanía tradicional

  Otro(s) 

Descripción:

Su trayectoria histórica se remonta a la época colonial, en territorios afrodescendientes donde se desarrollaba el cultivo del cacao (Theobroma cacao). Durante este tiempo, la élite dominante daba un día libre a los esclavizados, coincidiendo con la festividad de los Santos Inocentes del calendario católico. Desde entonces, muchos caucaguenses han destinado los días del 27 y 28 de diciembre a la fiesta callejera desbordante de música, protagonizada por mujeres y destinada a “revertir el orden establecido”. Las Parrandas, toman el poder, mientras hacen sátiras a las autoridades, lo que se refleja en su vistosa indumentaria, así como en su “Declamación del Bando”; heraldo lleno de adivinanzas, chistes y jocosidades.

A fines de la década del setenta del siglo XX, elementos foráneos incidieron en la disminución de las Parrandas, produciéndose una desaparición considerable de la tradición, sus personajes, música y recorridos, dejaron de apreciarse. Los portadores atribuyen esta pérdida a la muerte de algunos portadores, sin generación que los releve, así como a la falta de disposición de otros portadores, a la transmisión de sus saberes. Otro aspecto negativo considerado ha sido el aumento de la inseguridad, lo que ha provocado la emigración de algunos de sus participantes.

Más recientemente, los portadores también identificaron una pérdida de referentes simbólicos asociados a la manifestación cultural, lo que podría afectar en el futuro, la transmisión intergeneracional. Notaron que los jóvenes desconocían el significado de los caracteres y su importancia, y así mismo reconocieron el desprecio en la vestimenta tradicional. Por lo anterior, algunos practicantes se preocuparon porque la tradición no se pierda o se desvirtúe, por lo que deciden materializar dos estrategias, a partir de un programa de trabajo, para lo cual contaron, desde un inicio, con la receptividad y el apoyo colectivo. 

De las Asociaciones Civiles de Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes, con los portadores de la Casa Santos Inocentes de Caucagua, se crearon los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Saberes. Su objetivo es fortalecer el proceso de transmisión oral del elemento. Los Núcleos ofrecen un contenido de programación semanal que aborda elementos culturales, históricos, naturales y geográficos, orientados a niños, jóvenes y adultos.

Otra iniciativa del Programa cristalizó en los Consejos Comunitarios, configurados a partir de esquemas de organización que promueven espacios de concertación y acción entre diferentes colectivos culturales, con el fin común de salvaguardar el patrimonio cultural vivo. Estos están integrados por exponentes que practican cualquier expresión cultural, en articulación con los Bandos y Parrandas de la Casa de los Santos Inocentes de Caucagua. Los Consejos desarrollan planes, programas y proyectos que al mismo tiempo favorecen la integración, proyectan la importancia del PCI. Para ello, los Consejos están diseñados para multiplicarse a nivel territorial, en ejes de coordinación y trabajo comunitario, que ofrezcan nuevas vías de cogestión dentro del proceso organizativo del Movimiento Nacional en Redes del Patrimonio y Diversidad Cultural. Los Consejos Comunitarios así como los Núcleos son expresión desde hace más de una década, de una Buena Práctica, que puede ser replicada por otros con similares necesidades de salvaguarda.

Medidas de salvaguardia involucradas:

-Conformación de Núcleos que promuevan la formación de saberes tradicionales. Estos abordan a partir de los resultados de la investigación comunitaria, los propios procesos educativos comunitarios, y también relacionados con la educación formal, sobre los componentes históricos, culturales y normativos del elemento. Esta metodología, dirigida por los portadores, cuida con esmero el trabajo de cada participante.

-Los Núcleos se desarrollan en sesiones de trabajo denominadas conversatorios (mezcla de mesas redondas y seminarios): un orador introduce un tema a discutir e invita a un personaje de los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes, para hablar sobre su rol e importancia. Las sesiones tienen como eje, el fortalecimiento de la oralidad, y aborda elementos que consolidan el conocimiento y desarrollo de la expresión cultural.

-Cuando un músico es invitado al conversatorio, especialmente los niños y los jóvenes aprenden historias sobre cómo un instrumento musical específico se convirtió en parte de la tradición, y también se convierten en aprendices de ejecución del instrumento. A lo largo de cada sesión, van conociendo cada instrumento musical.

-Los Núcleos parten del referente católico de la tradición de los Santos Inocentes, donde se ofrece a los participantes los relatos correspondientes. Posteriormente, los Núcleos profundizan en la dimensión humana y simbólica del elemento, explicando el sentimiento de libertad y protesta de sus ancestros, quienes a modo de alegoría, superponían a su vestimenta campesina -típica de su propio trabajo agrícola- el vestuario de la élite gobernante. que los sometió.

-La iniciativa de los Núcleos implica otra estrategia: la revitalización de los saberes que aún perduran, a partir de la investigación y registro de la memoria de los abuelos, como premisa fundamental para la transmisión intergeneracional. Sobre lo anterior, y de manera particular, en la comunidad de Los Cerritos ha surgido el interés de sus vecinos, por revitalizar la tradición. Esto se debe a las visitas y conversatorios que realizan algunos portadores que pertenecen a la Casa de los Santos Inocentes Inocentes de Caucagua. 

-Actualmente se están organizando para lograr una extensión de los Núcleos hacia otras comunidades.

Consejos Comunitarios: Organización y Promoción:

Los Consejos Comunitarios para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y la Diversidad Cultural, desde sus formas organizativas, implementadas por colectivos, tienen la figura de un vocero, designado por los integrantes del elemento. Cada Consejo incluye una Asamblea Local y un Consejo Local que materializa los acuerdos relativos al futuro del elemento, realizados en la Asamblea.  Los miembros del Consejo son elegidos democráticamente, y se considera el criterio de portadores con alto sentido de pertenencia hacia su PCI.

Los Consejos cuentan con un equipo de promoción, como otra estrategia de salvaguardia. Este está integrado por capacitadores, que se conectan con todas las comunidades locales y el resto del país.

Las actividades promovidas incluyen exposiciones didácticas y actividades especiales sobre ésta y otras expresiones culturales. Estas actividades tienen como alcance la gestión de los espacios locales, municipales y parroquiales, específicamente orientadas a la atención de circuitos, zonas culturales y/o transfronterizas, para la conformación de Redes de Patrimonio y Diversidad Cultural.

Coordinación a nivel regional, subregional y/o internacional:

Los portadores han consolidado una fuerza organizativa que, partiendo de lo local, llegó al ámbito nacional, y para ello han fomentado alianzas con instituciones estatales y privadas. Un ejemplo de ello ha sido la realización, desde la articulación comunidad-Estado, del “Plan Extraordinario de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado Bolivariano de Miranda”, aprobado por Decreto Regional en diciembre de 2019. Por este Decreto, el Programa es esencial.

Han logrado esta integración, a partir de un ejercicio constante de encuentros y jornadas de sensibilización a favor del PCI, a partir de propuestas que invitan a participar. Además, su incorporación a la discusión de proyectos como la “Ley Orgánica de Cultura del Estado Miranda” y  la formulación de ordenanzas de beneficio municipal y regional ha catalizado su articulación con diversas instituciones nacionales.

Otras herramientas para consolidar estas coaliciones han sido las consultas públicas, concebidas como espacios para el aporte y validación de criterios, así como para el diseño consensuado de instrumentos que favorezcan la salvaguarda. De esta forma, los portadores han conectado distintas voces y enriquecido la organización que da vida al elemento.

Además, los portadores han favorecido la comunicación efectiva y la replicación del Programa, para engranar sus esfuerzos con las estructuras organizativas habituales del PCI local. Así, no sólo han seguido esta modalidad orgánica en sus poblaciones, sino que han complejizado las redes de participación, integrándolas a una escala menor: la calle. Hasta el día de hoy se han establecido cinco enlaces por calle, para un total de 47 calles. Esta microorganización, ha definido una red social que directa e indirectamente se involucra en las actividades de los Consejos Comunitarios, integrando a los portadores pero también a otros actores, dispuestos a contribuir con el Programa.

El ganarse el respeto del país por la determinación y resultados de su accionar, han consolidado su alta capacidad de convocatoria, así como una conexión con líderes con quienes se ha compartido el conocimiento sobre el PCI y la importancia de su salvaguarda.

Por otra parte, la integración de los portadores al Movimiento en Redes de Patrimonio y Diversidad Cultural de Venezuela ha potenciado su accionar, multiplicando sus alcances, llevándolos a interactuar, en un ejercicio de diálogo intercultural, con más de 300 colectivos tradicionales en el país. Al respecto, su participación, cada año desde 2006, en el Foro Nacional de Patrimonio Cultural y Diversidad Cultural, es prueba de ello.

A nivel regional e internacional, la inclusión del elemento en 2017, entre otros 9 países, al proyecto audiovisual liderado por el Centro UNESCO Categoría 2: Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina (CRESPIAL), denominado: “Salvaguardia del PCI relacionado con la música, el canto y el baile de las comunidades afrodescendientes de los países de CRESPIAL”, ha sido muy significativo. En esta recopilación, el Programa, de cara a la promoción del patrimonio cultural afrodescendiente regional, presentó un documental comunitario titulado: Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes del Caucagua, disponible para todos los interesados.

Reflejo de los principios y objetivos de la Convención:

Los Núcleos están alineados con los principios y objetivos de la Convención de la UNESCO de 2003, respetando el PCI y fomentando su salvaguardia entre las nuevas generaciones; Buenas Prácticas apreciadas en el conocimiento aprehendido por los participantes en estos espacios de transmisión. Así, bajo la sombra de los frondosos árboles de una casa o plaza local, suenan trompetas y charrascas, mientras se escucha la percusión de los practicantes, quienes enseñan a los niños los ritmos musicales que acompañan la tradición. En estos espacios, para fortalecer capacidades, los adultos cuentan historias sobre el origen del elemento, dinamizando y recreando la memoria colectiva; activo que al mismo tiempo  que promueve el conocimiento y fomenta la creatividad, se interconecta con la diversidad del PCI del país, para lograr propuestas orientadas al desarrollo integral.

Los Núcleos son creados por y para las comunidades. Sus integrantes son los mismos practicantes que atienden a las distintas localidades, invitando a sus pobladores a participar  e incluso a formar sus propios Consejos Comunitarios. En este sentido, las investigaciones realizadas entre los portadores de las distintas parrandas, acompañados de las escuelas locales, han favorecido la revitalización de los saberes tradicionales. Bajo este espíritu, estas investigaciones resultan compatibles con la PCI, salvaguardando el Primer Principio Ético. Por su parte, la organización de Consejos Comunitarios es un ejemplo de trabajo conjunto que, siendo impulsado por sus líderes, se abre a la cooperación e intercambio con otros actores sociales, fundamento también afín al espíritu de la Convención de la UNESCO de 2003.

Los Consejos Comunitarios de Salvaguardia son una forma de ejercer el derecho de las comunidades, grupos e individuos a realizar sus prácticas  y favorecer la viabilidad del elemento, vinculándose con el Octavo Principio Ético de la Salvaguardia. Asimismo, en el seno de los Consejos se desarrolla un ejercicio continuo de revisión interna, que convierte a los portadores en protagonistas de sus procesos de diagnóstico y análisis sobre la situación actual de su PCI.

El programa deriva de una expresión cultural que privilegia la participación de las mujeres, pues ellas caracterizan los roles principales de los Bandos y Parrandas. El Bando es predominantemente femenino, a excepción de sus músicos, “Boleros” o “Inocentes” y “Custodios de Bandera”. Su batuta la lleva la Gobernadora, con la participación principal de otros personajes femeninos. En este sentido, desde los Núcleos se favorece el respeto a la mujer, al mismo tiempo que, a partir de valiosas herramientas, se enseña a las niñas a asumir el liderazgo de un grupo, componente en estrecha correspondencia con la Convención y con el Quinto Principio Ético, que promueve la equidad de género.

En la estructura y organización interna de los Consejos Comunitarios prima la inclusión social y la democratización de saberes, respetando las identidades étnicas y la pluralidad de criterios y acciones. La diversidad de edades y profesiones de las personas que los integran, es un ejemplo de los fundamentos éticos que sustentan el Programa.

Eficacia:

Los estudios realizados por los portadores, de los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Saberes, constituyen una Buena Práctica, fundamental para la revitalización del PCI local. El registro de testimonios de los ancianos participantes en las desaparecidas parrandas durante la década de los setenta del siglo pasado ha sido, sin duda, uno de los puntos de orientación e inspiración más significativos para el desarrollo de gran parte de las actividades realizadas por los Núcleos hasta el momento. Estas acciones ya han dado resultados efectivos y comprobables, que se expresan en la vitalidad con la que anualmente se posiciona el elemento.

La música, entre otros componentes, se ha convertido dentro de la experiencia de los Núcleos, en un móvil común que conecta a distintas generaciones. En este sentido, a través de la alegría e interés que despierta entre niños y adultos, los Bandos y Parrandas se traducen en un lenguaje y formas de comunicación compartidas, que favorecen el diálogo intergeneracional y desdibujan fronteras, al tiempo que se fortalece el elemento en su viabilidad. Desde los espacios de los Núcleos se forma a los más jóvenes desde un espíritu que los invita a la recreación del PCI ya la consolidación de sus marcos identitarios, ejerciendo la posibilidad de establecer criterios propios.

Por su parte, los Consejos Comunitarios promueven entre los portadores principios como la libertad, la justicia y la paz, y así mismo favorecen el respeto al PCI y la protección del medio ambiente, al tiempo que capitalizan la importancia de valores como la cooperación y la solidaridad. Este rol social ha beneficiado la viabilidad del elemento, así como de las comunidades donde se desarrolla, pues se han convertido en portadores, en adelante, más empoderados y comprometidos con su PCI. Además los Consejos ofrecen oportunidades para que sus miembros realicen una mejor gestión de su patrimonio, a partir del fortalecimiento de sus capacidades organizativas y la elaboración de proyectos de carácter endógeno. Al mismo tiempo, y de cara a la viabilidad del elemento, se les han dado herramientas que les permitan hacer frente a los riesgos y amenazas presentes en el contexto circundante, como la delincuencia y las adicciones, tan letales para la salvaguardia del PCI.

Otra función de los Consejos, radica en velar por la correcta administración de los recursos materiales. Esto no sólo contribuye a la viabilidad del PCI en términos económicos y de manera autosustentable, sino que también brinda la transparencia y honestidad que sustenta y promueve el Programa, en aras de mantener su continuidad.

Como consecuencia del Programa, los Consejos Comunitarios han planteado iniciativas de integración y participación de la población asociada a los Núcleos. Estas acciones, como la confección de ropa y la adquisición de instrumentos musicales, son de gran utilidad para la viabilidad del elemento. Estos convenios sociales se extienden también a otras actividades asociadas a la práctica como ornamentación, limpieza, logística, seguridad y atención a quienes, lugareños y visitantes, asisten a disfrutar de la celebración cada diciembre en las calles caucaguenses.

Participación y consentimiento de la comunidad:

Desde su propia logística organizativa, los portadores canalizan y promueven el desarrollo del Programa. Para lograrlo, la participación se basa en el trabajo de dos comunidades, que desde la impronta de las organizaciones civiles, conviven y se retroalimentan en la zona. Son los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Caucagua de los Sectores La Línea y Pantoja. A estos dos, se suma el trabajo de la organización cultural y sin fines de lucro: Casa de los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Caucagua. Al respecto, cabe destacar que cada una de las actividades y proyectos desarrollados, cuenta siempre con el consentimiento previo, libre, informado y continuo de los titulares del elemento.

Los referentes conceptuales del Programa surgen de los devotos que forman parte de la Casa de los Santos Inocentes. Esta, al igual que la toma de decisiones, se da en el interior de esta institución, pero se consuma desde la validación comunitaria. Por otro lado, si bien el Programa recibe el aporte de algunos aliados, su desempeño no está subordinado a ninguna institución; su labor se nutre de las dinámicas socioculturales locales.

Como componente transversal del Programa, las diferentes sesiones de investigación-acción, lideradas por los portadores y apoyadas en referentes técnicos brindados por el Centro de Diversidad Cultural, han sido destacables, pero sobre todo, han resultado en exitosos ejercicios comunitarios. Desde lo micro y hasta lo más amplio, para la ejecución de sus actividades, los portadores activan su organización en nodos, ya partir de una comunicación horizontal, que también facilita el desarrollo de reuniones periódicas, con la presencia de muchos participantes.

Desde su primera fase, los portadores son parte de la construcción de sus proyectos (investigativos, formativos o promocionales), comprometiéndose con cada una de sus etapas. Esta modalidad de trabajo evidencia la importancia que tienen los portadores para el Programa, y ​​que se expresa en su calidad de extraordinarios expertos en cuanto a sus propias formas de valoración y transmisión de saberes, por ejemplo. En términos concretos, también se destaca el apoyo brindado y las visitas realizadas a los portadores mayores y practicantes mayores y/o en situación de vulnerabilidad del elemento.

Las actividades de promoción se socializan a partir de la convocatoria a participar en Asambleas Ciudadanas. Estas convocatorias cuentan con una “organización calle a calle”, liderada por mujeres, cuyas probadas habilidades comunicativas logran una efectiva asistencia y participación. A su vez, tal logro se enriquece con la labor de la Red de Patrimonio y Diversidad Cultural del estado Miranda, una estructura más amplia, y que contribuye en favor de la sensibilización y socialización sobre la importancia del Programa, a nivel estatal y nacional. 

La presencia de Portadores de Programas en las Asambleas Ciudadanas, así como su desempeño como líderes de cada calle, para la conformación de nuevos Consejos Comunitarios o la validación de saberes, da testimonio de su protagónica participación. En los últimos tiempos, a pesar de los problemas relacionados con el COVID-19, los costaleros han logrado congregarse exitosamente muchas veces, siempre considerando el distanciamiento físico y estándares adecuados de bioseguridad.

Consentimiento libre, previo e informado a esta propuesta y participación en su elaboración:

La construcción de la candidatura ha contado con la participación central de los portadores. A pesar de las difíciles circunstancias epidemiológicas del COVID-19, lograron la elaboración de un registro comunitario de testimonios y ejercicios de reflexión en torno a la trascendencia del elemento y su Programa de Buenas Prácticas de Salvaguarda.

Dirigentes de la expresión cultural, organizaron encuentros, que si bien contaron con las recomendaciones dadas por el Centro de Diversidad Cultural, sus resultados son evidencia de un esfuerzo colectivo ejemplar. Estas sesiones, denominadas localmente “Asambleas Ciudadanas”, sirvieron como talleres etnográficos, y durante ellas, los participantes analizaron cuáles han sido sus motivos y estrategias para promover las actividades del Programa.

Al mismo tiempo, desarrollaron valoraciones sobre el elemento, enviando esta información al Centro de Diversidad Cultural a través de diferentes medios (virtuales y presenciales). Asimismo, compartieron textos y fotografías de sus archivos locales relacionados con las actividades hasta el momento impulsadas.

La agencia de los portadores también fue constatada en visitas y entrevistas abiertas a distintos portadores, en un ejercicio de investigación-acción, que confiere a la nominación, un espíritu de gran contenido ético, social y de participación colectiva.

Luego de este proceso, desde la Casa Santos Inocentes de Caucagua, se realizaron jornadas comunitarias de validación de la candidatura, las cuales contaron con una importante participación colectiva. Estas validaciones se legitimaron a partir de un ejercicio previo de votación a mano alzada y su correspondiente refrendo escrito, para su aprobación. Adicionalmente, surgió la elaboración espontánea de manifiestos de apoyo al proceso.

Modelo regional, subregional y/o internacional:

El Programa trasciende la praxis de la expresión festiva y gregaria, para ofrecer nichos culturales que fortalezcan el valor histórico, artístico e identitario de un patrimonio cultural vivo. Estos Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías, a partir de la implementación del método de investigación-acción, y con la participación comunitaria permanente, han logrado la concreción de espacios de encuentro, reflexión y discusión de gran valor. A partir de estas experiencias cobran vida en los Núcleos capítulos de la historia local, narrados esta vez por actores sociales, mujeres y hombres, que hasta ahora eran considerados invisibles o subordinados, y por ello, en tiempos antiguos, habían sido excluidos de la vida oficial. historia e incluso desde el proceso de gestión cultural, enfoque que hoy, lamentablemente, sigue latente y es consecuencia de la impronta colonialista y esclavista establecida en América desde hace más de 500 años.

En este sentido, el ejercicio de diálogo intercultural permanente, que es el sustento del Programa, puede, como modelo de alcance subregional, regional o internacional, brindar una vía para interpretar integralmente la historia cultural de muchos países y de América Latina, desde una perspectiva decolonial, liderada por nuevas voces. Desde este paradigma, las comunidades que han vivido la opresión o supresión de sus derechos y libertades individuales, especialmente las de raíces afrodescendientes, y siempre en consideración a sus particularidades locales, pueden revitalizar sus prácticas colectivas y salvaguardar su PCI.

Los componentes satíricos y festivos del elemento son expresiones de formas insurreccionales de las comunidades involucradas; herederos de los contenidos culturales que, no en pocas oportunidades, fueron objeto de complejos procesos de opresión y discriminación racial. Sin embargo, los portadores del PCI -como viene favoreciendo el Programa-, si bien se mantienen apegados a la recreación de formas que cuestionan y deconstruyen viejos cánones, se mantienen alejados de cualquier forma de represalia, violencia o conflicto. Se trata por el contrario, de un patrimonio cultural vivo que reclama espacios de participación, apoyados en la cohesión social, en la visibilización de las memorias y las expresiones culturales compartidas; en los valores de la humanidad, y en el encuentro liberador y pedagógico. Es un modelo que nos invita a escribir nuevas páginas de colectivos ancestrales en constante transformación.

Por otro lado, el Programa también está dispuesto a compartir con cualquier interlocutor, desde sus propias experiencias, su absoluta convicción de que el PCI, lejos de cualquier noción estática, contemplativa o nostálgica, es un activo, vital para el logro de una mejor calidad. de vida para sus portadores. El Programa, a partir de proyectos legales, técnicos y sociales, siempre de base comunitaria, sigue trabajando a favor de la salvaguardia, en el contexto de los Objetivos del Milenio, definidos por las Naciones Unidas, en materia de desarrollo sostenible.

Por todo lo anterior, es un modelo replicable en otros contextos fuera de Venezuela, que deseen promover las voces y saberes heredados, adquiriendo la posibilidad de reconstruir su proceso de etnogénesis y reconocer el rumbo de su PCI, de cara al futuro.

Voluntad de cooperar en la difusión de las mejores prácticas de salvaguardia:

Los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías y los Consejos Comunitarios, se mantienen apegados a una filosofía de trabajo, en la que la investigación, la sensibilización y el fortalecimiento de capacidades, especialmente de las nuevas generaciones, son fundamentales. Este modelo de Buenas Prácticas, sin embargo, lejos de permanecer inamovible en sus espacios geográficos de origen, responde a un carácter itinerante, y está dispuesto a ser replicado en otros contextos territoriales, sociales y culturales. Al respecto, por ejemplo, los Consejos Comunitarios de Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Caucagua, han sido, desde sus inicios, formadores y promotores de la constitución de otros Consejos, no sólo en el estado Miranda, sino en muchos otros. estados del País. Junto a instancias gubernamentales como el Centro de la Diversidad Cultural, y bajo el amparo de la Red Nacional de Patrimonio Cultural y Diversidad Cultural, se ha venido impulsando y/o copartícipe en la creación de más de 300 Consejos Comunitarios, relacionados con las expresiones del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

En un proceso que, lejos de restringirse, se expande. Resultan fascinantes las capacidades y niveles de compromiso y dedicación de los portadores que están viviendo dentro del Programa, para congregar a los niños, jóvenes, mujeres y hombres, a ser parte de sus iniciativas. Por ello, en voz de sus representantes, se mantienen atentos y “siguen en pie de lucha”, -más aún en el caso de formar parte del Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia-, para realizar actividades que les permitan socializar sus experiencias exitosas en todas las comunidades, grupos e individuos interesados. Es decir, su voluntad y disposición de organizar conferencias, seminarios, mesas técnicas y talleres comunitarios, sobre las bondades de su modelo, sin otro interés que promover la importancia del PCI y su salvaguarda; fortalecer aquellos aspectos que puedan poner en riesgo su viabilidad y, en consecuencia, contribuir al fortalecimiento de las identidades culturales locales, a la construcción de ciudadanía y al desarrollo integral del planeta.

Sobre las líneas anteriores, para los portadores del Programa, los encuentros y espacios de participación, de cara a la difusión de sus Buenas Prácticas, siempre son y se generarán, constantes y fructíferos, gracias a las personas interesadas desde su mejor impronta, más allá de la condiciones materiales o el lugar pactado para tales efectos. Lo importante, han expresado, es que esos vínculos se hagan con alegría y dedicación, de todos los involucrados.

En términos operativos, la socialización de las Buenas Prácticas del Programa, requerirá de ciertos requisitos operativos. Para responder a estas necesidades, según los voceros de los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías, así como de los Consejos Comunitarios, se podrían establecer alianzas con las instancias del Poder Ejecutivo y Legislativo e incluso con representantes de empresas privadas de las localidades. y regiones donde comunidades y grupos recrean su PCI, y que estén interesados ​​en acceder a información en materia de Buenas Prácticas.

Evaluación de los resultados:

Los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías y los Consejos Comunitarios de Salvaguarda del Patrimonio y la Diversidad cultural, cuentan con estructuras organizativas con un equipo de portadores, quienes desde diferentes áreas, se encargan de evaluar las actividades y proyectos generados, así como el análisis de los indicadores culturales definidos por el Programa de Salvaguarda de Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes del Caucagua: Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías y los Consejos Comunitarios. Estos datos están disponibles para su consulta pública y siguen un proceso específico que puede estar sujeto a diferentes etapas de revisión, auditoría y evaluación.

En el caso de los Consejos Comunitarios, existe en su organización interna una instancia que se encarga de vigilar y acompañar el cumplimiento de las decisiones propuestas por todos los portadores en las Asambleas locales. Asimismo, es responsable de la elaboración del informe de gestión que se presenta cada año a la sesión de trabajo organizada para ello.

Ambas estructuras comunitarias, desde sus funciones diferentes, pero siempre interconectadas, cuentan con sus propios mecanismos de diagnóstico, los cuales pueden participar en procesos de evaluación por parte de organismos externos. Cabe señalar que entre los aliados del Programa se encuentran la Red Nacional de Patrimonio y Diversidad Cultural; la Secretaría de Cultura y el Instituto Autónomo de Bibliotecas e Información, adscrito al Gobierno Bolivariano del estado Miranda; el Centro de Diversidad Cultural y el Consejo Legislativo del estado Miranda.

A partir del acompañamiento de estas instancias se han realizado actividades de diversa índole durante más de 10 años, para lo cual, en un buen tiempo, se han recibido apoyos, también de diversa índole. De todos modos, para el programa ha sido parte de su columna vertebral; de sus procesos de contabilidad interna, así como de sus fundamentos éticos, presentar a los interesados, la correspondiente rendición de cuentas, en aras de mantener una ejecución física o incluso financiera, siempre abierta y correcta, y en permanente correspondencia con la salvaguardia del ICH. Afortunadamente, hasta el día de hoy, las actividades y el proyecto expuestos, así como las rendiciones de cuentas realizadas por los representantes de los Programas, han resultado claros y satisfactorios para cada una de las partes involucradas.

Para los representantes y demás participantes del Programa, e incluso para otros actores, la presentación, por ejemplo, de la cantidad de “conversatorios” realizados por los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías, o la cantidad de Consejos Comunitarios creados dentro de un determinado período de tiempo, si bien estas no están relacionadas con inversiones monetarias, resultan la mejor carta de presentación, en la intención de mantener los apoyos que ya existen, y lograr la consecución de otros en el futuro. Más importante aún, sólo desde su sometimiento a procesos de evaluación y seguimiento, desde Asambleas designadas al efecto, desde sus principales aliados, beneficiarios y evaluadores: sus propias comunidades, será posible que el elemento y su Programa, mantengan el acompañamiento, la confianza y la credibilidad que se les ha dado.

Modelo para países en desarrollo:

Para las comunidades de Caucagua, la abundancia y explotación de sus recursos naturales no ha sido suficiente para obtener una mejor calidad de vida. En este sentido, y más allá de cualquier modelo socioeconómico establecido, los caucaguenses han reconocido que la riqueza de su patrimonio cultural vivo, constituye un foco que merece su atención, pues además de su valor identitario, ofrece potencialidades para abordar sus problemas, que aunque locales, son muy característicos de los países en vías de desarrollo.

Sin embargo, la simple recreación del PCI también parece insuficiente para la resolución de estos problemas. Por ello, los portadores del Programa han entendido que detrás de sus expresiones tradicionales existen factores, como en el pasado, llamados a perturbar su vitalidad y, en consecuencia, limitar su participación en los escenarios destinados a atender tales necesidades. Como resultado de este análisis, el Programa se ha hecho copartícipe de la refundación de algunos de sus liderazgos y de las bases organizativas del PCI, visando consolidar espacios de acción más eficientes, que permitan a los portadores favorecer la salvaguarda, mientras confrontan sus problemas. Este ejercicio equilibra entre el legado histórico; el reconocimiento del medio ambiente; las prácticas consuetudinarias y la innovación, que en definitiva, busca contribuir al desarrollo sostenible de los pueblos.

Para ello, se ha pedido a los portadores que respeten y fomenten la pluralidad cultural regional para encontrar soluciones a sus problemas ambientales, así como fortalecerse como ciudadanos con derechos, desde la consideración de los principios de cooperación, autogestión y soberanía. . Esta forma de trabajo implica, por un lado, la socialización de problemas comunes, y por otro, la implementación de formas democráticas para la toma de decisiones. En este sentido, se ha expresado la importancia del ejercicio del diálogo, a favor de todos, en igualdad de condiciones y oportunidades, y bajo el espíritu de participación que se lleva a cabo en una organización impulsada “desde abajo”.

Además, si bien el programa brinda atención a los diferentes colectivos, es evidente la atención que se brinda a las nuevas generaciones, realizando notables esfuerzos por el fortalecimiento de sus capacidades, en el convencimiento de que los jóvenes son muy importantes, no sólo para la salvaguardia del elemento, sino también al diseño y ejecución de proyectos orientados a alcanzar niveles óptimos de desarrollo.

Para el Programa, el PCI es entendido como un espacio que, desde su praxis, puede contribuir a reestructurar nuestras formas de relacionarnos con la naturaleza, y favorecer la autoestima y las identidades, para traducirse luego, en acciones socioproductivas. procesos en los que la Ética y la noción de desarrollo confluyen en armonía. Esto es particularmente significativo para Caucagua, una población con una profunda vocación agrícola, pero aún apegada a mecanismos de dependencia, depredación de sus recursos naturales e inequidad social. En cualquier caso, el programa constituye un modelo que está decidido a dar respuestas, y que podría adaptarse a otros contextos similares en países en vías de desarrollo.

Voluntad de cooperar en la difusión de las mejores prácticas de salvaguardia:

Los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías y los Consejos Comunitarios, se mantienen apegados a una filosofía de trabajo, en la que la investigación, la sensibilización y el fortalecimiento de capacidades, especialmente de las nuevas generaciones, son fundamentales. Este modelo de Buenas Prácticas, sin embargo, lejos de permanecer inamovible en sus espacios geográficos de origen, responde a un carácter itinerante, y está dispuesto a ser replicado en otros contextos territoriales, sociales y culturales. Al respecto, por ejemplo, los Consejos Comunitarios de Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Caucagua, han sido, desde sus inicios, formadores y promotores de la constitución de otros Consejos, no sólo en el estado Miranda, sino en muchos otros. estados del País. Junto a instancias gubernamentales como el Centro de la Diversidad Cultural, y bajo el amparo de la Red Nacional de Patrimonio Cultural y Diversidad Cultural, se ha venido impulsando y/o copartícipe en la creación de más de 300 Consejos Comunitarios, relacionados con las expresiones del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

En un proceso que, lejos de restringirse, se expande. Resultan fascinantes las capacidades y niveles de compromiso y dedicación de los portadores que están viviendo dentro del Programa, para congregar a los niños, jóvenes, mujeres y hombres, a ser parte de sus iniciativas. Por ello, en voz de sus representantes, se mantienen atentos y “siguen en pie de lucha”, -más aún en el caso de formar parte del Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia-, para realizar actividades que les permitan socializar sus experiencias exitosas en todas las comunidades, grupos e individuos interesados. Es decir, su voluntad y disposición de organizar conferencias, seminarios, mesas técnicas y talleres comunitarios, sobre las bondades de su modelo, sin otro interés que promover la importancia del PCI y su salvaguarda; fortalecer aquellos aspectos que puedan poner en riesgo su viabilidad y, en consecuencia, contribuir al fortalecimiento de las identidades culturales locales, a la construcción de ciudadanía y al desarrollo integral del planeta.

Sobre las líneas anteriores, para los portadores del Programa, los encuentros y espacios de participación, de cara a la difusión de sus Buenas Prácticas, siempre son y se generarán, constantes y fructíferos, gracias a las personas interesadas desde su mejor impronta, más allá de la condiciones materiales o el lugar pactado para tales efectos. Lo importante, han expresado, es que esos vínculos se hagan con alegría y dedicación, de todos los involucrados.

En términos operativos, la socialización de las Buenas Prácticas del Programa, requerirá de ciertos requisitos operativos. Para responder a estas necesidades, según los voceros de los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías, así como de los Consejos Comunitarios, se podrían establecer alianzas con las instancias del Poder Ejecutivo y Legislativo e incluso con representantes de empresas privadas de las localidades. y regiones donde comunidades y grupos recrean su PCI, y que estén interesados ​​en acceder a información en materia de Buenas Prácticas.

Evaluación de los resultados:

Los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías y los Consejos Comunitarios de Salvaguarda del Patrimonio y la Diversidad cultural, cuentan con estructuras organizativas con un equipo de portadores, quienes desde diferentes áreas, se encargan de evaluar las actividades y proyectos generados, así como el análisis de los indicadores culturales definidos por el Programa de Salvaguarda de Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes del Caucagua: Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías y los Consejos Comunitarios. Estos datos están disponibles para su consulta pública y siguen un proceso específico que puede estar sujeto a diferentes etapas de revisión, auditoría y evaluación.

En el caso de los Consejos Comunitarios, existe en su organización interna una instancia que se encarga de vigilar y acompañar el cumplimiento de las decisiones propuestas por todos los portadores en las Asambleas locales. Asimismo, es responsable de la elaboración del informe de gestión que se presenta cada año a la sesión de trabajo organizada para ello.

Ambas estructuras comunitarias, desde sus funciones diferentes, pero siempre interconectadas, cuentan con sus propios mecanismos de diagnóstico, los cuales pueden participar en procesos de evaluación por parte de organismos externos. Cabe señalar que entre los aliados del Programa se encuentran la Red Nacional de Patrimonio y Diversidad Cultural; la Secretaría de Cultura y el Instituto Autónomo de Bibliotecas e Información, adscrito al Gobierno Bolivariano del estado Miranda; el Centro de Diversidad Cultural y el Consejo Legislativo del estado Miranda.

A partir del acompañamiento de estas instancias se han realizado actividades de diversa índole durante más de 10 años, para lo cual, en un buen tiempo, se han recibido apoyos, también de diversa índole. De todos modos, para el programa ha sido parte de su columna vertebral; de sus procesos de contabilidad interna, así como de sus fundamentos éticos, presentar a los interesados, la correspondiente rendición de cuentas, en aras de mantener una ejecución física o incluso financiera, siempre abierta y correcta, y en permanente correspondencia con la salvaguardia del ICH. Afortunadamente, hasta el día de hoy, las actividades y el proyecto expuestos, así como las rendiciones de cuentas realizadas por los representantes de los Programas, han resultado claros y satisfactorios para cada una de las partes involucradas.

Para los representantes y demás participantes del Programa, e incluso para otros actores, la presentación, por ejemplo, de la cantidad de “conversatorios” realizados por los Núcleos de Iniciación y Transmisión de Sabidurías, o la cantidad de Consejos Comunitarios creados dentro de un determinado período de tiempo, si bien estas no están relacionadas con inversiones monetarias, resultan la mejor carta de presentación, en la intención de mantener los apoyos que ya existen, y lograr la consecución de otros en el futuro. Más importante aún, sólo desde su sometimiento a procesos de evaluación y seguimiento, desde Asambleas designadas al efecto, desde sus principales aliados, beneficiarios y evaluadores: sus propias comunidades, será posible que el elemento y su Programa, mantengan el acompañamiento, la confianza y la credibilidad que se les ha dado.

Modelo para países en desarrollo:

Para las comunidades de Caucagua, la abundancia y explotación de sus recursos naturales no ha sido suficiente para obtener una mejor calidad de vida. En este sentido, y más allá de cualquier modelo socioeconómico establecido, los caucaguenses han reconocido que la riqueza de su patrimonio cultural vivo, constituye un foco que merece su atención, pues además de su valor identitario, ofrece potencialidades para abordar sus problemas, que aunque locales, son muy característicos de los países en vías de desarrollo.

Sin embargo, la simple recreación del PCI también parece insuficiente para la resolución de estos problemas. Por ello, los portadores del Programa han entendido que detrás de sus expresiones tradicionales existen factores, como en el pasado, llamados a perturbar su vitalidad y, en consecuencia, limitar su participación en los escenarios destinados a atender tales necesidades. Como resultado de este análisis, el Programa se ha hecho copartícipe de la refundación de algunos de sus liderazgos y de las bases organizativas del PCI, visando consolidar espacios de acción más eficientes, que permitan a los portadores favorecer la salvaguarda, mientras confrontan sus problemas. Este ejercicio equilibra entre el legado histórico; el reconocimiento del medio ambiente; las prácticas consuetudinarias y la innovación, que en definitiva, busca contribuir al desarrollo sostenible de los pueblos.

Para ello, se ha pedido a los portadores que respeten y fomenten la pluralidad cultural regional para encontrar soluciones a sus problemas ambientales, así como fortalecerse como ciudadanos con derechos, desde la consideración de los principios de cooperación, autogestión y soberanía. . Esta forma de trabajo implica, por un lado, la socialización de problemas comunes, y por otro, la implementación de formas democráticas para la toma de decisiones. En este sentido, se ha expresado la importancia del ejercicio del diálogo, a favor de todos, en igualdad de condiciones y oportunidades, y bajo el espíritu de participación que se lleva a cabo en una organización impulsada “desde abajo”.

Además, si bien el programa brinda atención a los diferentes colectivos, es evidente la atención que se brinda a las nuevas generaciones, realizando notables esfuerzos por el fortalecimiento de sus capacidades, en el convencimiento de que los jóvenes son muy importantes, no sólo para la salvaguardia del elemento, sino también al diseño y ejecución de proyectos orientados a alcanzar niveles óptimos de desarrollo.

Para el Programa, el PCI es entendido como un espacio que, desde su praxis, puede contribuir a reestructurar nuestras formas de relacionarnos con la naturaleza, y favorecer la autoestima y las identidades, para traducirse luego, en acciones socioproductivas. procesos en los que la Ética y la noción de desarrollo confluyen en armonía. Esto es particularmente significativo para Caucagua, una población con una profunda vocación agrícola, pero aún apegada a mecanismos de dependencia, depredación de sus recursos naturales e inequidad social. En cualquier caso, el programa constituye un modelo que está decidido a dar respuestas, y que podría adaptarse a otros contextos similares en países en vías de desarrollo.

UNESCO:  https://ich.unesco.org/en/files-2023-under-process-01248?select_country=...